Esta propuesta responde a la invitación de Néstor Delgado Morales para desplegar el archivo de Afinidad Visual Operatoria como mural en la muestra, Monstruos y fósiles, que se inauguró en el Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias. Monstruos y fósiles es un proyecto comisariado por Néstor Delgado Morales, dentro de la Sección Oficial de Fotonoviembre 2017, que este año dirigía Gilberto González bajo el título general de KÉNOSIS.
Afinidad Visual Operatoria es un proyecto que forma parte de otro mayor: la serie Inopias. Afinidad Visual Operatoria es el archivo de imágenes desde el que se construyen las instalaciones de Inopias y una parte importante del proceso de investigación de ese proyecto, que pretende no estar basado en texto, sino en imágenes. La serie Inopias consistió en una serie de maquetas efímeras realizadas en espacios domésticos con materiales encontrados. El planteamiento consistía en realizar ejercicios de imaginación, planteando modelos ideales, ficticios o utópicos. Para ello construía maquetas de ciudades ficticias a partir de objetos reciclados. El diseño de estas ciudades estaba basado en el remix de imágenes encontradas en Internet. Estas imágenes podían aludir a múltiples referencias, desde espacios ficticios, proyectos utópicos fracasados, referencias formales, etc. Se pretendía construir a partir de la ruina, tanto material, como conceptual. El proyecto comenzó como una forma de pensar por medio de imágenes, aunque luego derivó en un planteamiento más instalativo. El propósito era el de recuperar la idea de utopía, pero quitándole muchas de las capas añadidas históricamente en la Modernidad. Se planteaba la idea de recuperar casos utópicos y comenzar construir a partir de ahí, intentando no trabajar tanto desde la razón, sino desde lo lúdico. En el seno de este proyecto, se estableció un proceso de investigación denominado Afinidad Visual Operatoria, que yo usé para desarrollar posibilidades de forma abierta. Esta metodología partía de las estrategias asociativas llevadas a cabo por Aby Warburg en su Atlas Mnemosyne. Las asociaciones establecidas no pretendían dar lugar a grandes verdades que funcionasen como objetivo (algo implícito a como se solían entender las utopías modernas), sino a pequeñas ficciones alternativas que potenciasen un cierto “impulso utópico”.
En Afinidad Visual Operatoria, las fuentes fueron diferentes blogs de arquitectura y urbanismo, de los que fui tomando imágenes que mostraban diferentes modelos urbanísticos. La variedad de las referencias permitía comparar, por ejemplo, entornos enteramente virtuales de Second Life o Minecraft con planimetrías de las primeras formas urbanas de la civilización, como Çatal Hüyük. A través del proceso asociativo podía imaginar un urbanismo sin calles o ciudades donde no hay una separación entre el espacio público y espacio privado, permitiéndome rescatar modelos utópicos que parecían estar agotados y mezclarlos con ideas nuevas. La intención principal de Afinidad Visual Operatoria consiste en tratar de trabajar con un tipo de metodología que desconfía de la razón humana, que atiende a modelos aleatorios y a metodologías basadas en el juego. En este punto, partí también de la idea desarrollada por Paul Feyerabend en su tratado Contra el método, en el que argumenta que hay muchos descubrimientos científicos que tuvieron lugar a través del azar y no la lógica. La metodología asociativa de Afinidad Visual Operatoria permitía no controlar completamente la metodología, poniendo al artista al mismo nivel que las imágenes, los objetos, las historias y las ruinas que este va encontrando y reactivando.
La propuesta para Monstruos y fósiles se planteó como un despliegue del archivo de imágenes en las paredes centrales de la sala. Para ello partí del concepto de “cenotafio”. Me parecía muy interesante por dos razones: primero porque me permitía describir la imagen desde lo arquitectónico y segundo por lo interesante que me parecía esa idea de monumento póstumo que permanece vacío. Era muy interesante pensar que una imagen puede ser eso: un monumento que está vacío y que se llena de contenido a partir de lo que el espectador proyecta. A partir de esta idea se estableció una relación con la propia cámara, como espacio vacío, y con el ojo, como un espacio hueco que recibe la imagen. A partir de ahí se desarrollaron una serie de ideas y de relaciones que fueron constituyendo la propuesta instalativa. Partí de algunas imágenes, como el Cenotafio de Isaac Newton, el emblemático proyecto de Étienne-Louis Boullée o la fotografía de un fósil de un amonite, un claro ejemplo de una carcasa cuyo interior está vacío. A medida que empecé a buscar en Google Images, el algoritmo comenzó a relacionar imágenes de los túmulos y tumbas con otras imágenes. Por ejemplo, los planos cenitales de Stonehenge se parecían a los mapas de la imaginaria Tierra Hueca, a la anatomía de un ojo o a la Estrella de la Muerte. En la exposición se mostró únicamente la puesta en relación entre las imágenes, pero a partir de esas afinidades o conexiones yo podría desarrollar ideas que me podrían llevar a la realización de una nueva instalación de la serie Inopias. Esta forma de trabajar me permite mezclar diferentes tiempos (pasados y futuros), concibiendo la imagen -que en el fondo es un documento de algo que ya es pasado- como una herramienta para especular sobre posibles futuros. Martí Peran escribe sobre la idea de recuperar pasados o, más exactamente, recuperar futuros abandonados. Cuando se habla de utopías es necesario tener en cuenta que ya ha habido muchas. Muchas de ellas se han ido agotando, pero otras permiten una recuperación en el presente.
Conversación con Néstor Delgado Morales, comisario de Monstruos y fósiles.
(fotos de María Laura Benavente)